La fascitis plantar es una inflación que se produce en los tejidos del pie que en un principio, se consideró que era un «mal» casi exclusivo de los deportistas que, debido a sus movimientos con los músculos y las articulaciones eran más propensos a tener este tipo de molestias.
Sin embargo, con el paso del tiempo y sobre todo porque muchos trabajos están cambiando y, en nuestro día a día, cada vez estamos más sometidos al estrés, las prisas y el desgaste la fascitis plantar, es una molestia que puede afectarnos a todos.
Para los deportistas que hacen de sus articulaciones su forma de vida y que además, tienen que estar continuamente ejercitando los músculos y los tensando los tendones con movimientos muy bruscos la fascitis plantar, se ha convertido en algo demasiado habitual.
Las personas que tienen que levantar gran peso, que andan mal y deprisa a casi todos lados sin una buena posición del pie y una simetría considerada también han generado fascitis plantar en los últimos años. La molestia es tal, que muchas personas se ven obligadas a mantener reposo durante algún tiempo.
La fascitis plantar consiste en el ligamento tensado que se ha inflamado por el desgaste y pone en aviso a la persona en cuestión en forma de dolor. Debemos de tener cuidado porque en algunos casos el dolor es tan grande que las personas casi no pueden andar ya que no pueden poner correctamente la planta del pie en el suelo.
Para curar la fascitis plantar debemos primero visitar a un especialista que nos indique cual es nuestro tipo de gravedad y el tiempo de reposo que necesitamos. La gran mayoría de los afectados hacen ejercicios que han sido encomendados por el médico y además guardan un reposo absoluto.
En casa, podemos pasarnos un hielo por la planta del pie para aliviar el dolor y colocar la pierna en alto para que repose. Si el dolor es muy intenso, el médico puede recetarle unos calmantes pero no es algo muy habitual.