Tarde o temprano todo corredor que viva cerca del mar se plantea al menos una vez probar correr por la playa, pero todos/as estamos hartos de escuchar opiniones, una a favor y otras en contras. Así que, qué hacemos ¿nos vamos o no a la playa?
Pros y contras de correr por la playa
Generalmente, es buena idea ir a correr a la playa cuando necesitamos realizar los necesarios ejercicios de propiocepción, ideales para recuperarse de una lesión o para prevenirla. La propiocepción nos permite fortalecer la musculatura pero también es un arma de doble filo, “pasarse” de entrenamientos en esta superficie para intentar recuperar o fortalecer puede llevarnos a todo lo contrario, caer en la típica lesión de sobrecarga y general por ejemplo una tendinitis.
A tener en cuenta, es que es preferible correr por arena compactada y descalzo, ir por los montones de arena te puede “destrozar” los tobillos.
Empecemos con los riesgos
La sobrecarga, no puedes correr el mismo tiempo que en cualquier otra superficie, aunque seas corredor de montaña y estés acostumbrado al terreno irregular, la arena de la playa es otra “historia”, si corres habitualmente 1 hora no puedes empezar corriendo 1 hora en la playa o en pocos días estarás lesionado.
Deshidratación, es fácil caer en esto. La humedad junto con el calor (porque se tiende a correr en verano en la playa) hacen que pierdas muchos más líquido que entrenando en tu escenario habitual, la deshidratación no es buena para nuestro organismo, incluso una deshidratación severa facilita las tendinitis. El sol, también puede ser un gran enemigo, ponte crema solar si no quieres acabar con quemaduras importantes en la piel.
Una cosa es hacer ejercicios de propiocepción guiados o pautados por tu médico y otra cosa es que padezcas o te encuentre lesionado de tendones o articulaciones y te vayas a correr a la playa, es posible que acabes agravando tu lesión. Si acabas de recuperarte de una lesión grave de rodilla, tobillo o cadera no corras por la playa o tendrás altas posibilidades de recaer.
Pero hablemos de esos beneficios
La desconexión, la paz, la novedad de correr en un sitio nuevo, es cómo aire limpio que sanea nuestros pulmones. Si eres de los que corren en la cinta del gimnasio, ir un día a la playa es como una inyección extra de energía.
Otra ventaja es que correr por la arena fortalece tus tobillos, para un corredor de cros o de montaña es interesante correr por superficies irregulares dónde vas poco a poco preparando tu mente y tu cuerpo a los cambios de superficie.
El yodo del mar que respira en el aire es un buen estimulante para la glándula tiroides que también estimula el consumo de calorías por nuestro cuerpo.
El esfuerzo y la tensión que provoca correr en esta superficie hace que trabajes intensamente la musculación de tus piernas, tanto los gemelos como los cuádriceps pero también tus dedos libres de zapatillas se adaptan al terreno y se fortalecen.
Aumenta el consumo calórico, para el que quiera perder peso es un fenomenal remedio.
El constante masajeo de la arena nos reactiva la circulación sanguínea de la planta de los pies, también la arena sirve para “limpiar” nuestra piel y dejarla mucho más suave.
En general, os recomiendo que os fiéis de vuestras sensaciones y ante cualquier dolor o molestia consultéis a profesionales y ceséis de correr por la playa, hay que adaptarse poco a poco y progresivamente a esta superficie, y debe tomarse como una actividad complementaria.