En algunos lugares y en ocasiones parece que rascarse está mal visto, incluso puede interpretarse como un síntoma de limpieza y una salud deficientes, pero en realidad es un acto agradable que ayuda a limpiarla, tonificarla, renovarla y regenerarla.
Rascarse la piel estimula el metabolismo, favorece la circulación local y la general de forma refleja, también es un estimulante psíquico que incide en el rendimiento intelectual.
Rascarse ayuda a curtir y fortalecer la piel y también la protege de infecciones por la acción limpiadora. Es para la piel como el labrar para la tierra: la deja libre de escamas muertas y de parásitos y microbios que anidan sobre estos restos. En definitiva, ayuda a airear, rejuvenecer y vitalizar la epidermis.
Algunos psicólogos y etólogos relacionan el hecho de rascarse la piel con impulsos no expresados, ya sean sexuales o agresivos. Dicen que ayuda a superar la inmadurez y la labilidad afectiva, y satisface indirectamente la necesidad de afecto tanto en las personas como en los animales.
Asimismo, se considera un buen estimulante para la depresión e incluso, alivia muchos síntomas de la misma.
¿Sabes cómo rascarte?
- No rascarse solo en una parte del cuerpo, y menos si hay mucho picor
- Lo mejor es comenzar por los extremos y después rascarse en las céntricas
- Empezar por las que menos pican y terminar por las que más lo hacen
- Terminado el rascado se debe enjabonar la piel y aclarar con agua fría