Desafortunadamente, por norma general los frutos secos se excluyen de la dieta habitual debido a que se consideran muy calóricos pero no se valoran las propiedades saludables que podemos obtener de ellos. Por esto vamos a dedicar unos minutos a dar las razones por las que siempre deben formar parte de nuestra alimentación.
Los frutos secos en la dieta
Por norma general, cuando comemos frutos secos lo hacemos a través de distintos dulces y como aperitivos, pero generalmente siempre tengo la sensación de que, al consumirlos, no estamos haciendo lo que deberíamos por nuestra salud.
Lo cierto es que en realidad nos equivocamos, ya que la gran cantidad de propiedades que tienen los convierten en un alimento imprescindible que todos debemos considerar.
Por ejemplo, si lo que estamos buscando es calcio, las avellanas y las almendras pueden ser nuestros mejores aliados. Por otra parte, tenemos los pistachos y los piñones que son fantásticos para las personas que padecen trastornos nerviosos.
En cuanto a las nueces, sin duda son una fantástica opción para prevenir enfermedades cardiovasculares así como la arterioesclerosis.
En general podemos encontrar un amplio abanico de propiedades que no sólo mejorará nuestras defensas y nos ayudarán a prevenir enfermedades sino que ayudarán a nuestro metabolismo y, sobre todo, mejorarán nuestra circulación sanguínea, convirtiéndose así en un ingrediente totalmente imprescindible.
Mejoras saludables de los frutos secos
Ya hemos comentado algunos de los beneficios que nos ofrece el consumo de frutos secos. No obstante, hay muchos otros para los que son muy indicados como es la mejora del metabolismo, previenen enfermedades cardiovasculares, mejoran el funcionamiento cerebral, combaten la anemia, ayudan en la cicatrización, aumentan las defensas, ayudan en la reducción del estrés, disminuyen los dolores menstruales y de la menopausia, etcétera.
Por ello es muy importante que añadamos estos ingredientes en nuestra dieta habitual.