Dentro del grupo de los llamados pescados azules, las sardinas ocupan un lugar muy representativo debido a sus fantásticas propiedades y a la capacidad que tienen para ayudarnos a reponer nuestro organismo después de la práctica de ejercicio físico e intelectual.
Las propiedades de las sardinas
Las sardinas son muy recurridas debido a que cuentan con un precio relativamente asequible y a cambio nos otorgan beneficios considerables a nuestra salud.
Evidentemente, lo más adecuado en estos casos es optar por la sardina fresca en lugar de enlatada, aunque hay que tener algunas premisas siempre claras. Por una parte, las propiedades de las sardinas son prácticamente las mismas independientemente del modo en el que las consumamos, pero las enlatadas contienen una mayor cantidad de grasas, aunque a su vez también se hace posible ingerir sus espinas debido a que son más tiernas, y con ello obtenemos una interesante fuente de calcio extra ideal para nuestros huesos.
Al tratarse de pescado azul es ideal para regular nuestro colesterol así como los triglicéridos, evitando de esta manera la aparición de enfermedades cardiovasculares.
También son muy beneficiosas para nuestras articulaciones y para evitar lesiones durante la práctica de ejercicio físico.
Los nutrientes de las sardinas
En cuanto al valor energético que nos aportan unos 100 g de sardinas es de 154 kcal, 0,3 mg de vitamina B2, 13,3 microgramos de vitamina B12, 7,8 mg de vitamina B3, 401 UI de vitamina D y 1,6 mg de vitamina E.
También cabe destacar los 17,1 g de proteínas, 2205 mg de omega 3, 4,4 mg de hierro, 730 mg de fósforo, 2 mg de zinc y 29 mg de yodo.