El pie cuenta con una estructura de huesos, ligamentos, tendones, músculos, que, según la información, se contraen en cadena con los músculos de la columna para ir, con la evolución del caminar, adaptando el centro de gravedad a la peripecia del instante. Enfundados en estructuras rígidas (los zapatos), la capacidad y versatilidad de los pies se va perdiendo.
Andar, desde luego, es una proeza en la que a cada paso escapamos de milagro de la catástrofe. El prodigioso diseño del pie está concebido para escapar a esta catástrofe; la falta de uso de esta pieza de información no es lo mejor para nuestros pies. Solo queda esperar que ese «aparato» que colocamos entre ellos y el suelo esté a la altura. Sobre todo cuando se realizan actividades deportivas.
Las zapatillas de deporte son piezas de alta ingeniería nacidas de exhaustivos trabajos de investigación. Los cerebros más clarividentes se centren en la creación, evolución, perfeccionamiento de zapatillas, que se adaptan a los deportes del momento y que incorporan todos los datos (resultados en la competición, índice de lesiones) a su perfeccionamiento.
Algunos expertos apuntan que el primer objetivo del zapato es proteger contra la lesión y que, por desgracia, no hay un modelo óptimo para todo el mundo, pues en la elección del calzado hay dos factores: el tipo de actividad y las características estructurales del pie.
Los materiales usados en las zapatillas deben proteger contra el impacto que produce al aterrizar el pie en el suelo, impacto que recae, según la actividad, en partes distintas del pie. También deben estabilizar, pues al poner el pie en tierra se sigue un movimiento de tracción, bien sea hacia el frente, hacia los lados o hacia atrás, que el zapato debe poder contrarrestar oportunamente localizados.
Es muy importante tener en cuenta que no todos los pies son perfectos, y gran parte de la población adolece de algún tipo de imperfección. La más frecuente es la pronación: el pie recibe el peso del cuerpo por su parte interna.
En actividades vigorosas (correr, saltar) este defecto acentúa la mala distribución del peso. La cualidad de un zapato que restringe la pronación se llama «control del movimiento». Toda persona que adolezca de pies pronados debe usar zapatillas modificadas por un especialista o adquirir zapatillas especiales.